Participar como presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española en este acto conmemorativo del nonagésimo aniversario de la Academia Cubana de la Lengua me llena de orgullo y de gran satisfacción. Volver a Cuba es siempre una regalía para mí, incluso por motivos de nostalgia familiar a los que me referiré en el transcurso de esta misma sesión.
Estamos en año también de conmemoración cervantina: el cuatricentenario de la muerte del autor de El Quijote. Cierto que a lo largo de mi vida me he visto alguna que otra vez, al igual que Sancho Panza, mandado a administrar ínsulas, y siempre tuve presente el consejo que don Quijote le proporcionó en semejante tesitura: “has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey”. Estas últimas palabras las tengo aquí y ahora muy presentes cuando me dirijo a ustedes como presidente de ASALE.
La ceremonia, acaecida en el Aula Magna del Colegio de San Gerónimo, formó parte de la Sesión solemne y pública del Pleno de la ACUL, concebida para rendir merecido homenaje a la institución que fundara Enrique José Varona, junto a otros descollantes intelectuales, hace ya 90 años
De izquierda a derecha los doctores Darío Villanueva, director de la RAE, Rogelio Rodríguez Coronel, director de la ACUL; Francisco Javier Pérez, Secretario General de la Asale, y Margarita Vásquez, directora de la Academia Panameña de la Lengua. Foto: Yander Zamora
Tomado de GranmaAutor: Madeleine Sautié
Los doctores Darío Villanueva (España), director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Asale, y Francisco Javier Pérez (Venezuela), secretario general de la Asale, y el escritor y periodista panameño Guillermo Sánchez Borbón (conocido por el seudónimo Tristán Solarte) recibieron ayer sendos diplomas que los acreditan como Miembros Correspondientes de la Academia Cubana de la Lengua (ACUL).
La ceremonia, acaecida en el Aula Magna del Colegio de San Gerónimo, formó parte de la Sesión solemne y pública del Pleno de la ACUL, concebida para rendir merecido homenaje a la institución que fundara Enrique José Varona, junto a otros descollantes intelectuales, hace ya 90 años.
En presencia Abel Prieto, ministro de Cultura, la doctora Margarita Vásquez, directora de la Academia Panameña de la Lengua.
En presencia de Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación y Abel Prieto, ministro de Cultura; Francisco Montalbán Carrasco, embajador de España, y la doctora Margarita Vásquez, directora de la Academia Panameña de la Lengua, entre otros distinguidos visitantes, el doctor Rogelio Rodríguez Coronel, director de la ACUL, evocó a los académicos que más recientemente han dejado su fructuosa huella en el trabajo desplegado, y también a los fundadores de la Academia, creada en 1926, para difundir, cultivar y perfeccionar la lengua española.
En su discurso explicó que la ACUL, rubricada con el lema Letra y espíritu, se creó para preservar una identidad, como también por ese motivo lo hiciera en la misma fecha la Academia Panameña, homenajeada en el acto. Recordó entre los manifiestos recientes de la ACUL, que el acontecer histórico, social y político de la Isla ha tenido siempre su expresión en la variedad cubana de la lengua española, así como en los estudios que sobre ella se han realizado, y que la institución ha estado vinculada al proyecto de nación desde su surgimiento, como valladar ante el intento de imposición del inglés, en su momento, y que hoy es testimonio del desarrollo educacional y cultural. Por otra parte reconoció el papel esencial de la lengua en la formación de valores, en la cultura, la conformación de sentimientos de pertenencia y en las actitudes sociales, por lo que tiene hoy una gran responsabilidad en el procesamiento de la información, la organización del conocimiento y la creación de las ideas.
Otros momentos cruciales apuntaron a la entrega de un reconocimiento engalanado con el arte de Roberto Fabelo a Vásquez quien a su vez distinguió, en nombre de la Academia que dirige, al poeta Roberto Fernández Retamar como Miembro Correspondiente de esa institución hermana, entre otras razones, por su poesía de primera línea y la visión descolonizadora de su obra.
Cerró con una magnífica interpretación de la coral Schola Cantorum Coralina
La velada donde en palabras de sus oradores se remarcó que la hegemonía lingüística ha acabado; que nadie es dueño de la lengua sino el propio pueblo que la habla y que «lo más valioso en el idioma es el destino afortunado de su uso», al decir de José Lezama Lima, cerró con una magnífica interpretación de la coral Schola Cantorum Coralina, en un repertorio que cerró con el tema de Pedro Luis Ferrer Como me gusta hablal e’pañol.
El segundo lunes de cada mes es habitual ver ingresar a mitad de la mañana a un grupo de reconocidos intelectuales cubanos en el Colegio Universitario San Gerónimo. Asisten a la reunión ordinaria de la Academia Cubana de la Lengua que, en este año, cumple nueve décadas de existencia. Se trata de una de las instituciones culturales de más larga y sostenida trayectoria en el país que ha sobrevivido a muchas crisis pero sin interrumpir jamás sus labores.
La institución nació en 1926 gracias a las gestiones de varios notables escritores cubanos. En primera instancia el jurista e investigador Fernando Ortiz y el filólogo y animador cultural José María Chacón y Calvo se propusieron darle vida y contaron con el apoyo del poeta Manuel Serafín Pichardo, por entonces embajador en España. No sin dificultades, lograron conformar un listado de personalidades que sometieron a la dirección de la Real Academia Española y esta dio su visto bueno para que en la Mayor de las Antillas comenzara a funcionar una agrupación correspondiente. Aunque la fecha oficial de fundación fue el 19 de mayo de 1926, cuando obtuvo la aprobación en Madrid, su primera reunión en La Habana tuvo lugar el 2 de octubre siguiente.
El idioma es un instrumento esencial de conocimiento. Sus diversos registros arrojan luz sobre la formación de las culturas. Fijan un modo peculiar, un estilo y la entonación que define la lengua de los pueblos. En Cuba hemos tenido grandes comunicadores a lo largo de nuestra historia. Maestros de la oratoria y dueños de la palabra. José Martí convencía con el fuego de su verbo cargado de imágenes poéticas y verdades absolutas. En su época nadie seguramente lo superó.¿Por qué hechizaba a todos? Porque en sus discursos había, junto al torrente metafórico, un pensamiento claro y la certeza de que la historia no la hacen solo los héroes, sino los pueblos.
Y completó la idea de Patria con su visión integral como símbolo de la Nación y de su designio histórico. Su palabra llegó a convertirse en acción. No por capricho Fidel Castro afirmó en La Historia me absolverá que Martí fue el autor intelectual del Moncada. Preconizó el destino de Cuba y vio como nadie la semilla del imperialismo regarse en las tierras de Nuestra América. Leer más …
La carencia de una investigación debidamente contextualizada ha tenido un velo de silencio sobre el papel de los intelectuales durante la República neocolonial. Habría que comenzar por definir el término. Desde mi punto de vista, incluye a artistas, escritores, científicos y maestros. Algunos se dejaron vencer por la desilusión y el acomodamiento. Quienes sufrieron en carne propia la castración independentista, optaron por caminos diversos, padecieron el desengaño, se refugiaron en sus provincias para hacer obra a pesar de todo o dejaron testimonios de las luchas mambisas.