Para celebrar el 23 de Abril

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Estimados asistentes a la celebración conjunta de la literatura, el idioma español, el libro, y para honrar a Cervantes:

         En un lugar de La Habana, de cuyo nombre sí quiero acordarme, mi cartuja de Cojímar, y al tiempo que pasaba los trabajos de Persiles y Segismunda, rodeada de Rinconetes y Cortadillos, llevando un buen coloquio con mis perros (y mis gatos), me puse a meditar cuál sería la mejor manera de celebrar el próximo día 23 de Abril. Y me dije que nos convendría pactar y cimentar la idea de que todos los días del año debían ser días de celebración de nuestro idioma: hablando, escribiendo y leyendo mejor.

         Los homenajes de este día comenzaron en España en 1926 y a partir de 1964 se extendieron a todos los países hispanohablantes: Día Mundial del Idioma Español y a través de la UNESCO el Día Internacional del Libro. Quisieron también las casualidades del destino que al escoger esa fecha por tratarse del fallecimiento del gran Miguel de Cervantes Saavedra (1616), se pudiera también honrar por fecha cercana a William Shakespeare y a uno de nuestros primeros escritores de América Latina, al peruano llamado Inca Garcilaso de la Vega, autor de Los Comentarios Reales de los Incas, de 1609, por cierto, libro censurado en su momento por “peligroso” a los intereses del Imperio Español.

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         Por su parte, también la obra cumbre de la lengua española, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, publicada por primera vez en 1605, así como las novelas en general, tampoco eran de la aceptación de las autoridades coloniales que consideraban las narraciones imaginarias como una manifestación del pecado y una incitación a ejercerlo y a rebelarse. De esta manera, honremos a la sobrevivencia de la novela y con la celebración del Día Internacional del Libro cabe condenar aquellas prohibiciones que atentaban contra la legítima cultura.

         En este parquecito habanero llamado de San Juan de Dios (santo portugués y fundador de una orden religiosa hospitalaria), nos reunimos con reverencia ante la figura de Cervantes. La estatua erigida en su gloria en1908, la primera en América, prefiero considerarla como nuestro “convidado de piedra”, pues además de reverenciarlo formal y académicamente como es bien merecido, lo tratamos cariñosamente de “tú”, tanto a él como al Quijote, por sentirlo un familiar más en nuestras vidas. Muchos recordarán que en Don Juan Tenorio, la obra de Zorrilla del siglo XVII y que antaño se representaba año tras año, el ofendido Ulloa acude en forma de su estatua sepulcral a una cena y ahí surge la expresión de “convidado de piedra”. Y cada vez que transito cerca de este Convidado de Piedra, nuestro Cervantes, me pregunto cuantas volteretas y crispaciones estará dando ante las manifestaciones de la lengua que escuchará a su alrededor. Y no estoy hablando solo de las soeces e inciviles pláticas, sino también de las resabiadas alocuciones, y los invasivos vocablos en otro idioma como el recurrente y mal criado ¡Brother!.

         Quiero citar ahora un fragmento del Comunicado que desde el año pasado elaboró la Academia Cubana de Lengua en aras de prestigiar nuestro idioma entre los usuarios:

Al celebrar el aniversario noventa de su creación, la Academia Cubana de la Lengua, que considera la lengua española como patrimonio de la sociedad, hace un llamado para que todos, hablantes e instituciones, velemos por su preservación y cultivo, desterremos expresiones inapropiadas que provocan actitudes y conductas sociales agresivas, evitemos el uso de extranjerismos innecesarios, cuidemos la ortografía especialmente en los espacios públicos y en los medios de difusión, respetemos los principios elementales de la comunicación, y continuemos estimulando la educación lectora. Trabajemos todos, unidos, por prestigiar nuestra variedad lingüística, como corresponde a un país que ha hecho una auténtica y nutriente revolución educacional.

Enarbolemos los valores de nuestra cultura, apelemos a la identidad que hemos ido construyendo a través de los siglos con grandes sacrificios, y preservemos las ideas en torno a quiénes somos cultural e idiomáticamente, para que la lengua, su literatura y la cultura que ella encarna, continúen siendo el sostén y amparo de nuestra existencia como nación.

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         Por otra parte, para los buenos lectores la literatura es partícipe ineludible de las referencias de la vida, su grandeza y su cotidianidad. Es inevitable si uno está colgando sábanas en la azotea con una ventolera acordarse de Remedios la Bella. Y si uno choca con algún molino de viento tomándolo por un gigante malvado, siempre nos vendrá a la mente nuestro buen Quijote. Pienso que el 23 de Abril también honramos la trascendencia universal de la paridad simbólica de Quijote y Sancho. Y como bien se ha dicho, los cubanos, de manera general, somos una contundente mezcla de Quijotes y Sanchos, utópicos, leales, andariegos, lenguaraces, defendiendo causas nobles y siempre encontrando molinos de viento.

         Así en la gloria de los destinos y en la corriente rutinaria de la vida, tenemos juntas el alma del Quijote y de Sancho en nuestras existencias. Recuerdo que en los trabajos voluntarios, por la década del sesenta, un alumno extranjero, mortificado con alguno de sus compañeros lo insultaba con una injuria del Quijote que ha quedado para siempre en nuestro repertorio de agravios: “Sois un taimado de la peor laya.”

         Pero no solo nos sirve la obra de Cervantes como referencia general y particular, sino también como un manual de sabiduría de variados tipos. Muchos años ha, cuando yo me rompía la cabeza como profesora de Literatura Latinoamericana para dar una clara explicación de la diferencia entre las dos más importantes tendencias de la novelística del continente, el “realismo mágico” de García Márquez y “lo real maravilloso” de Carpentier, encontré en la cervantina obra Los trabajos de Persiles y Segismunda, una definición de ambas formas de enfrentar la realidad en el imaginario literario, expuesta de manera sencilla y definitivamente elucidatoria entre el realismo mágico y lo real maravilloso. Escribe Cervantes en esta obra, publicada póstumamente en 1617:

Y si aquí sucediese lo mismo, no se ha de tener a milagro, sino a misterio: que los milagros suceden fuera del orden de la naturaleza, y los misterios son aquellos que parecen milagros y no lo son, sino casos que acontecen raras veces. (Los trabajos de Persiles y Segismunda, Ed. Sopena, Barcelona, pp.124)

         Y antes de concluir quiero conectarme con la actualidad recordando por una parte que es nuestro deber rescatar la utilización del correcto español en los mensajes sms, en el uso de la computación en general, y en la redención de nuestra querida Ñ. Y al mismo tiempo recordar que hoy también se celebra la subida del primer video a YouTube.

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         Como siempre digo, no se debería nadie morir sin haber leído al Quijote. Y en esta fecha de honores, en nombre de los Academicos cubanos, le dedico a Cervantes el epitafio que él mismo escribiera para su Caballero Andante:

Epitafio: Del Cachidiablo, Académico de la Argamasilla, en la sepultura de Don Quijote:

Aquí yace el caballero

Bien molido y mal andante,

A quien llevó Rocinante

Por uno u otro sendero.

         Porque además de todo, el Quijote es la mayor obra de humor de la humanidad. La mejor clase que recibí en mi vida fue dada por Camila Henríquez Ureña cuando resonaban en el aula sus carcajadas mientras doblada de la risa nos leía fragmentos del Quijote.

Muchas gracias.

Dra. Mirta Yáñez, Mirta la R.