Noventa años de brega

Rodríguez-Coronel

Por LUIS TOLEDO SANDE

Tomado de: Bohemia.cu

Reconocido profesor de literatura hispanoamericana en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, el doctor Rogelio Rodríguez Coronel ha tenido diversas responsabilidades en la Academia Cubana de la Lengua (ACUL), y actualmente dirige su Junta de Gobierno. Accedió a ser entrevistado para BOHEMIA, y a compartir con el redactor la angustia de resumir un diálogo que requeriría un espacio más amplio.

El académico valora lo hecho por la ACUL desde que se fundó el 19 de mayo de 1926, con la participación de los cubanos Manuel Serafín Pichardo, José María Chacón y Calvo y Fernando Ortiz, y el español Adolfo Bonilla San Martín. “Inicialmente la dirigió Enrique José Varona, y de 1951 a 1969 lo hizo Chacón y Calvo, quien consolidó la institución”. Le siguieron Antonio Iraizoz (1971-1976) y Ernesto Dihigo (1977-1982).

En sus inicios la ACUL “defendió la identidad lingüística nacional frente a los asedios de otro idioma, el inglés, que, en hombros del poderío estadounidense, intentaba imponerse en Cuba desde 1898, con cómplices nativos. De hecho, la ACUL no fue reconocida por el Gobierno del país hasta 1951.

“Los cambios iniciados con el triunfo revolucionario en 1959 se apreciaron en la reorganización social. Desde los primeros años 60 la ACUL apoyó esa transformación, incluso con donaciones monetarias a distintos proyectos, y mantenía su papel rector en acciones de política lingüística y el registro de las nuevas voces surgidas en ese contexto”.

Las tensiones que en el terreno cultural surgieron en torno a 1971, inicio de un período que se rectificó a partir de 1976 –año en que se creó el Ministerio de Cultura, con Armando Hart a la cabeza–, se reflejaron en la ACUL: “su membresía decreció y sus funciones se vieron limitadas, fundamentalmente como órgano consultivo del Estado en política lingüística”.

Cambio, crecimiento

“En 1985 ingresó José Antonio Portuondo, quien estableció relaciones con el entonces recién creado Instituto de Literatura y Lingüística. Pero la ACUL seguía reducida básicamente a su vida interna, en la casa de Dulce María Loynaz, su directora entre 1983 y 1995, quien veló por su preservación.

“En la segunda mitad de los 80, la ACUL comienza a renovarse con miembros de la talla de Miguel Barnet, Luisa Campuzano, Roberto Fernández Retamar, Lisandro Otero y Eusebio Leal Spengler, y posteriormente con notables lingüistas como Ofelia García Cortiñas y Sergio Valdés Bernal, entre otros”.

Año significativo fue 1994, “con la firma por el Comandante en Jefe Fidel Castro del Convenio de Bogotá. Crecieron entonces el respaldo gubernamental a la ACUL, sus diálogos con otras instituciones y su influencia en la sociedad. Se percibió a partir de 1995 con la dirección de Salvador Bueno, y lo consolidó Lisandro Otero, director de 2004 a 2008”.

Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, donde radica la Academia Cubana de la Lengua, sobre la cual el portal http://www.acul.ohc.cu/historia_acul.pdf ofrece información. (Foto: GILBERTO RABASSA)

Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, donde radica la Academia Cubana de la Lengua, sobre la cual el portal http://www.acul.ohc.cu/historia_acul.pdf ofrece información. (Foto: GILBERTO RABASSA)

En la inestabilidad de la ACUL influyó por mucho tiempo “la carencia de una sede permanente. Aunque oficializada en 1951, sesionó en diversos sitios, como la Academia de la Historia de Cuba, el Ateneo de La Habana y las residencias de los sucesivos directores. A inicios del presente siglo convivió con el Centro Cultural Dulce María Loynaz, creado en la que fuera la casa de la poetisa.

“En 2010 la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana le facilitó un espléndido espacio en el Colegio Universitario San Gerónimo. En él se reorganizaron la biblioteca y los archivos, y se sistematizaron las sesiones privadas y públicas. El Aula Magna se usa para los actos de ingreso de nuevos miembros de número o correspondientes, y para ciclos de conferencias y otras actividades.

“Uno de los principales logros de la ACUL sigue siendo ofrecer su voz, sus puntos de vista, en la defensa de nuestra variedad lingüística y la promoción de los valores de nuestra cultura. Lo hace en el concierto de las academias de la lengua del mundo hispánico, donde existe, fundada en México en 1951, la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale)”.

Enrique José Varona

Enrique José Varona

Faenas básicas

Rodríguez Coronel apunta que las tareas principales de la ACUL se dan en dos vertientes: “los proyectos panhispánicos de la Asale (distintos diccionarios y la renovación ortográfica y gramatical, por ejemplo) y tareas generadas por nuestra institución. Contamos con nuestros académicos, y también con los becarios, rigurosamente seleccionados, que cursan en España la maestría de la Escuela de Lexicografía de la Asale, refrendada por la Universidad de León.

“Así se ha trabajado en una Nueva gramática y una Nueva ortografía, en un Diccionario panhispánico de dudas, entre otras obras, y ya se conciben más, como el corpus del español del siglo XXI (CORPES XXI). Pronto iniciaremos los quehaceres para un diccionario fraseológico y otro de términos jurídicos.

“Y están las tareas directamente vinculadas con el servicio social de la institución. La más importante atañe a la formación y el trabajo del profesorado cubano: brindamos cursos y seminarios, mantenemos vínculos con la Comisión de Español del Mined, y miembros de la ACUL integran la Comisión Nacional de la carrera de Letras, rectora de la enseñanza y los estudios de la lengua en la educación superior de todo el país”.

José María Chacón y Calvo

José María Chacón y Calvo

Añade que “en fase de terminación se hallan una Gramática española para universitarios y un Diccionario de primaria, y queremos fortalecer la colaboración con otras instituciones: el Instituto Cubano del Libro, el Instituto Cubano de Radio y Televisión y los medios de información en general, la Asociación Hermanos Saíz, que agrupa a los creadores más jóvenes.

“Nos proponemos fortalecer la difusión de la obra académica, de las novedades en el estudio lingüístico, y crear, aumentar y perfeccionar servicios de utilidad para la población, no solo el programa Al habla con la Academia –por Habana Radio, que nada más se oye en la capital– y nuestro sitio en Internet.

“Auspiciamos ciclos conmemorativos, como los dedicados a grandes escritores del país y otros temas de interés: las revistas culturales, los fundadores de la ACUL… Siguiendo la tradición iniciada en 1926, cada 23 de abril recordamos el Día del Idioma, con un homenaje a Cervantes. El Premio de la Academia avala, en años alternos, investigaciones lingüísticas y obras literarias. En el Boletín se recoge la labor académica y se publican materiales afines. También mantenemos un sello editorial que ha propiciado la publicación de textos importantes”.

Del estado actual del español en el país

Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz

El entrevistado sostiene: “Ponemos énfasis en la enseñanza y el uso en Cuba del español, no porque lo consideremos en peligro ni por purismo alguno, sino porque un medio de comunicación que vincula en el mundo a más de 600 millones de hablantes debe conservar la unidad necesaria para garantizar su función. Ahora bien, la diversidad es riqueza en la lengua española.

“La variedad cubana goza de prestigio en el mundo hispánico, al igual que otras. Los problemas que en la oralidad y en la escritura podamos afrontar no son distintos de los observados en otras partes. Pero necesitamos establecer una política lingüística, y en ello estamos trabajando para proponerla a las autoridades competentes.

“En Cuba no se da la complejidad del multilingüismo y sus posibles efectos discriminatorios de una lengua sobre otra, pero debemos cuidar, por un lado, la competencia del hablante en las distintas situaciones comunicativas en que intervenga (no es lo mismo el uso de la lengua en el espacio doméstico que en el ámbito académico, digamos) y, por otro, la correcta asimilación de vocablos y expresiones de diferentes lenguas incorporados a la nuestra. A veces una voz vigente en el español se sustituye irresponsablemente por otra foránea, como ocurre en la propaganda mercantil.

Enrique José Varona, José María Chacón y Calvo y Dulce María Loynaz, figuras fundamentales en la cultura cubana, marcaron con su dirección la vida de la ACUL. (Fotocopias: GILBERTO RABASSA)

“No soy de los que se escandalizan por el surgimiento de nuevas voces o frases en el habla coloquial. Me parecen simpáticas y funcionales ciertas formas de tratamiento entre amigos y compañeros, como ¿qué bolá? o asere, o nagüe en el oriente del país. No creo que mengüen la riqueza idiomática si se usan en un contexto adecuado. Esto es lo esencial.

“Preocupante es que, siendo tan robusto el tronco del español, se aprecie escasez de vocabulario o formas incorrectas de estructuración oracional. Ello generalmente indica fallas en el pensamiento. No podemos pensar ni comprender la realidad si no es por medio del lenguaje; ni asimilar el conocimiento científico o de otra índole si no se tiene un dominio adecuado de la lengua materna, necesario hasta para el aprendizaje de otras”.

En la familia hispanohablante

De los vínculos de la ACUL con sus colegas del ámbito hispanohablante asegura que “son excelentes, gracias al diálogo promovido desde que se fundó la Asale, y a la creación de distintos grupos de trabajo, y por la concepción y aprobación de los proyectos, las reuniones de las directivas y los congresos bienales. Estas relaciones que, como todas, pasan por los afectos personales, las historias comunes y las afinidades culturales, son provechosas, enriquecedoras”.

Sobre la Real Academia Española (RAE) dice Rodríguez Coronel: “Se fundó en 1713 y poco más de un siglo y medio después se creó la Academia Colombiana (1871). A partir de entonces fueron surgiendo estas instituciones en los distintos países. La última en integrar la Asale, en 2016, fue la Academia Ecuatoguineana, constituida en 2013.

“La RAE fue la madre de todas las demás, y les transmitió sus experiencias, muchos de sus estatutos y también recursos. Con la Asale fueron transformándose esas relaciones de una cierta verticalidad a una necesaria horizontalidad, toda vez que la mayor parte de los hispanoparlantes se encuentran en este lado del Atlántico, donde se cuenta con el valioso tesoro de las obras de Andrés Bello, Rufino José Cuervo y Miguel Antonio Caro, por solo citar unos pocos lingüistas prominentes. Hoy existe una relación de respeto a las opiniones y criterios técnicos no solo de la ACUL, sino de todas las de América, y se reconocen nuestros aportes a los proyectos panhispánicos”.

Durante mucho tiempo la RAE ha considerado, o sigue creyendo así, que el español es un patrimonio poco menos que exclusivo de España. Sobre ello se pronuncia el entrevistado: “Ha ocurrido en etapas anteriores, pero eso ha venido cambiando por la labor de todas las academias, aunque todavía pueda observarse algún borrón. Falta un diccionario de españolismos, tarea que sería de la RAE, pero ya existen diccionarios de andalucismos, por ejemplo, o de otras hablas regionales”.

Conquistas, y logros en perspectiva

Público-joven“Durante mucho tiempo consultamos el Diccionario de la Real Academia Española, pero ya hoy tenemos a la mano, incluso en Internet, el Diccionario de la lengua española, porque va siendo el resultado del empeño de todos; de igual forma existen el Diccionario panhispánico de dudas y otras obras.

La ACUL auspicia sesiones no solo para académicos y otros profesionales, sino también para público juvenil. (Fotos: ARCHIVO DE LA ACUL)

La ACUL auspicia sesiones no solo para académicos y otros profesionales, sino también para público juvenil. (Fotos: ARCHIVO DE LA ACUL)

“Todavía el presidente de Asale es el director de la RAE, pero el secretario general es un hispanoamericano. Ahora es un lingüista venezolano de gran prestigio, antiguo director de la Academia de su país. Existe conciencia de que el español es patrimonio de todos, a ambos lados del Atlántico.

“Hay asimismo mucho que agradecer a la RAE por su apoyo a las academias hermanas; por la formación de lingüistas en la Escuela de Lexicografía ya mencionada, cuyo claustro conforman lingüistas españoles e hispanoamericanos (y donde nuestros becarios han estado entre los de mejores índices de aprovechamiento académico); por la ayuda en la organización de congresos y reuniones de trabajo; por la publicación, con el sello de todas las academias y los derechos correspondientes –que generan fondos–, de obras hechas por ellas. Sobre todo, se respetan nuestros puntos de vista, nuestras concepciones”.

De las potencialidades y el desarrollo de la ACUL, Rodríguez Coronel apunta que “está integrada por prestigiosos miembros de calidad intelectual y ética, y vocación de servicio social, que laboran o están relacionados con otras instituciones. Esa es una vía para la expansión de su influencia en distintos ámbitos, para la coordinación plural del propósito que tenemos, eso que ha dado en llamarse la misión. Como nunca antes, la ACUL está llamada a resguardar nuestra identidad”.

Su labor personal en la institución

“Ingresé como miembro de número en 2003, y al año siguiente fui elegido tesorero de su Junta de Gobierno, que encabezaba Lisandro Otero. Entre 2008 y 2016, fui electo subdirector por dos períodos: el primero, presidido por Roberto Fernández Retamar; el segundo, por Nancy Morejón. En junio de este año, en sesión plenaria, se me responsabilizó con la dirección de la Junta de Gobierno. Es un honor y, sobre todo, un compromiso con mis compañeros y con la propia Academia y su historia. Espero no defraudarlos”.