Homenaje a la profesora Leticia Rodríguez

Homenaje

Bastaría visitar la bibliografía de Leticia Rodríguez Pérez para entender el legado de esta profesora que recién concluye su viaje por la vida, a qué la dedicó y en quiénes pensaba cuando escribía sus varios libros.

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Metodología de la enseñanza del español (Lengua Española) (1984)

La enseñanza de la lengua materna. Retos y perspectivas (2003)

Ortografía para todos (2003)

Lo que los libros traen (2009)

Actividades para leer, pensar y disfrutar (2011)

Leer en el siglo XXI (2012)

Nueva ortografía para todos (2012)

Lecturas y lectores (2014),

Las cosas que se quedan (2015)

No pretendemos aquí hacer su biografía. Baste decir que en sus fructíferos años de magisterio y asesoría en el Ministerio de Educación se la ve ocupada en la formación de los docentes, y en fomentar la capacidad del Ministerio para llegar, con una homogenidad en lo básico de la enseñanza lingüística, a todos los rincones del país.

Se contó entre los defensores de la gramática no solo para ayudar al desarrollo de la competencia comunicativa, sino también a la enseñanza de la(s) norma(s) y la comprensión del sistema lingüístico y sus mecanismos. Consideraba conveniente partir del criterio semántico para introducir cada una de las nociones gramaticales y la necesidad de fomentar el análisis y la reflexión del alumno, su capacidad para llegar a conclusiones útiles en cuanto a la estructura de su idioma, frente a los peligros del formalismo. Propugnaba, pues, la superación de la falsa contraposición entre conocimiento y uso.

Con más experiencia acumulada se lanzó luego a acciones generales que contribuyeran a la educación del pueblo en materia de lengua, en lo que ella tiene de expresión, disfrute y creatividad. De esos afanes surgieron sus clases o textos de ortografía, las actualizaciones de las obras académicas que puso al alcance de todos, sus guías para la lectura, en que gustaba de adaptarse a las nuevas necesidades y recursos.

Lectora voraz e inteligente ella misma, daba siempre con la cita adecuada para un tema o examen, la anécdota simpática de un autor, la frase lapidaria, pero ni el alto quilate de sus conocimientos, ni títulos, ni diplomas ni reconocimientos le hicieron olvidar quiénes eran los destinatarios de toda su obra. Mencionaba a menudo a Yateras, que tomaba como ejemplo de adónde quería que llegaran los conocimientos y contaba que había alguien que veía sus clases por TV y decía que le gustaban las clases de “Dora Leticia”. Aquella televidente humilde interpretaba la abreviatura de su categoría científica como un primer nombre en el que alguien se había comido una “o” y cuando contaba la anécdota Leticia no dejaba de añadir, como el poeta, “para esos trabajo yo”.

Afanes ecuménicos como esos le ganaron, por supuesto, el concurso de otros entusiastas que han sido cómplices y amigos: Corina Hernández, Bertha Rudnikas, Raquel González Esther María Fors, José Alberto López, Noemí Gayoso, Georgina Arias, Emilia Gallego, Ana María Abello, Osvaldo Balmaseda, Juan Ramón Montaño, Ela Antúnez, Ofelia Gassó, Justo Chávez…, con ellos compartió, tareas, sueños, misiones en Venezuela o Angola, cursos y doctorados en Cuba y el extranjer. El estudio de diagnóstico de la educación cubana desde 1974, las distintas etapas del perfeccionamiento del MINED, la organización del sistema de enseñanza de la lengua en Cuba y sus libros de textos de lectura, de Español y de Literatura tienen la impronta de Leticia y sus colaboradores.

La utilidad de una vida se mide por lo que deja encaminado, a medio hacer, cuando se apaga. Los alumnos que estudian el aporte de las mujeres en la lingüística cubana la juzgaron idónea para hablarles de la inclusión de la Lingüística como disciplina en los planes de enseñanza y la labor de las mujeres en el proceso de hacer llegar a los jóvenes los conocimientos sobre la lengua. Habrá que buscar con sus colegas los datos de la entrevista que quedó sin hacer. Igualmente todos tendremos que reflexionar en las proposiciones dibujadas en los títulos de sus libros recientes. Los lingüistas, los académicos tendremos que poner el hombro para saldar esas deudas.