Sobre aperturar, mandatar, Nada más decirles y otras novedades

La lengua es como una cinta que se va trenzando por uno de sus extremos (el de las innovaciones) y destrenzando por el otro (el de los elementos obsolescentes). Con esta imagen el filólogo Dámaso Alonso expresa cómo las palabras y otros signos se forman y desaparecen incesantemente.
En todo momento y lugar la lengua se mueve entre la unidad y las diferencias: unidad que garantice la comunicación, diferencias derivadas de las características y situaciones concretas de los grupos en que se estructura la sociedad, de sus actitudes y creencias. Estos componentes conforman el sistema axiológico y de símbolos, que de modo consciente o inconsciente establece qué se dice, qué estrategias se emplean para expresar la información y cuáles son las percepciones de los hablantes sobre las palabras y otros signos. Así, las convenciones sociales y lingüísticas imperantes en una comunidad pueden favorecer, servir de freno o impedir el avance de algunos cambios. Leer más …