Discurso del director Lisandro Otero en la investidura de Carilda Oliver Labra como académica correspondiente

Sr Abel Prieto, Ministro de Cultura

Sr. Víctor Gaute, Primer Secretario del Partido de la provincia

Sr. Carlos Martí, Presidente de la Uneac

Sr. Iroel Sánchez, Presidente del Instituto del Libro

Sr. Nilo Díaz, Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular.

Sr. Miguel Barnet, Académico y Presidente de la Fundación Fernando Ortiz.

Autoridades de la provincia de Matanzas

Señores Académicos

Distinguidos escritores y artistas que nos acompañan

Nuestra querida Carilda

Nos reunimos hoy en la ciudad de Matanzas en sesión pública y extraordinaria para otorgar el rango de Académica Correspondiente de la Academia Cubana de la Lengua a la eximia poetisa Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura, quien ha demostrado su alta calidad letrada, su hábil uso del idioma, su fructuosa imaginación literaria y su aplicación fervorosa al oficio de la creación artística. La Academia Cubana de la Lengua tras conocer la postulación realizada por la Junta de Gobierno y analizar su curriculum vitae procedió a elegir a Carilda Oliver, con la aprobación mayoritaria de sus congéneres

Desde los tempranos versos de “Al sur de mi garganta”, Carilda Oliver imprimió su sello especial a las letras cubanas con su imaginación sensual y una auténtica emotividad de fuerte raíz nacional. En tiempos de insurgencia patria emergió su voz con el “Canto a Fidel” que nos señalaba el camino del deber ético. Ha sido ampliamente reconocida dentro y fuera de su país. Numerosas ediciones y antologías recogen su obra. La crítica ha señalado el alto sitial que le corresponde dentro de la literatura nacional. Ha recibido numerosos honores y reconocimientos en demostración de la gratitud de sus lectores por su obra eminente.

Estimado público:

En 1743 se procuró fundar, dentro de la Universidad de San Jerónimo de La Habana, creada apenas quince años antes, una sección adjunta a la cátedra de filosofía que tenía como fin “evitar desviaciones y confusiones y desatinos en el uso de la Lengua en esta Ínsula, acción que cuidará las indicaciones de la Real Academia Española”. Esta institución fue fundada en 1713 y sancionada por Felipe V en 1714. Entre 1726 y 1739 publicó su primer Diccionario de Autoridades, en seis volúmenes, así como las Gramáticas, las cuales complementaron la función rectora de la Academia en la regulación del idioma. Antes, Antonio de Nebrija había publicado su Gramática en 1492, en el umbral del encuentro de dos culturas.

En Cuba las academias aparecieron como centros rectores y promotores del conocimiento de diversas ramas de la cultura, tanto entre las ciencias como de las letras. En 1910 se crearon la Academia de la Historia de Cuba y la Academia Nacional de Artes. El 19 de mayo de 1926 la Real Academia Española aprobó la creación de una Academia correspondiente en Cuba, que en octubre de aquel mismo año ofreció su primera sesión pública. La nuestra fue la decimotercera academia, de las veintiuna actualmente establecidas en países de lengua española. En Estados Unidos existe una Academia que preserva el idioma español y representa los intereses lingüísticos de muchos millones de hispanohablantes. También reside una Academia en Filipinas. La Academia Cubana cuenta con veintidós Miembros Numerarios, cada uno de los cuales ocupa un sillón designado con una letra del alfabeto, quienes representan la más prestigiosa cima de la cultura cubana por haber demostrado una alta competencia en el uso del idioma y una ejecutoria intelectual de intensidad y calidad ejemplares. También cuenta con Académicos Correspondientes. El hecho de ser investido como miembro de la Academia representa un alto reconocimiento.

La Academia Cubana de la Lengua, tiene entre sus finalidades las de estudiar el idioma y velar por su pureza, aunque al mismo tiempo cuida las modalidades del español en Cuba, su desarrollo y particularidades en los niveles léxico, fonético, semántico, y configura los inventarios de aquellas voces, utilizadas en Cuba, que por su difusión merecen engrosar el vocabulario de la lengua española,   idioma que es usado en el mundo por cuatrocientos millones de hablantes. Hoy es grande el prestigio de las opiniones de las diferentes academias que representan el modo de hablar de los pueblos del continente americano, cuyo número total de habitantes supera ampliamente al de España.

El primer director de nuestra institución, Enrique José Varona, fue uno de los arquitectos de la identidad nacional, actuando con pulcritud y audacia en los años iniciales del difícil tránsito republicano. Supo avizorar las crecientes amenazas de la voracidad imperial y se opuso al absolutismo homicida de la tiranía cuando fue necesario hacerlo. En él advirtió Martí “la limpieza del carácter y la hermosura del talento”.

Nuestra Academia tuvo otro sostén bienhechor en la figura de la poetisa Dulce María Loynaz, que acogió en su casa, durante muchos años, las sesiones de nuestra institución. Los más antiguos académicos recordamos su acogida cordial, su conducción enérgica, sus artes de delicada anfitriona. Las figuras más eminentes de nuestra cultura han sido miembros de nuestra institución: el ya mencionado Enrique José Varona, Fernando Ortiz, José María Chacón y Calvo,   Dulce María Loynaz   y Salvador Bueno han sido sus directores. Hemos contado entre nuestros académicos a las personalidades más ilustres de la cultura cubana, entre ellos a Manuel Márquez Sterling, Rafael Montoro, Antonio Sánchez de Bustamante, Jorge Mañach, Carlos Loveira, Francisco de Paula Coronado, Medardo Vitier, Félix Lizaso, Juan Miguel Dihigo, Cosme de la Torriente, Raimundo Lazo y José Antonio Portuondo.

Como es habitual en esta ceremonia la Académica electa hará el elogio de una figura de las letras cubanas y Carilda Oliver ha escogido a Dulce María Loynaz para realizar su tributo. Como es también de rigor, un miembro de nuestra Academia, en este caso Miguel Barnet, hará el elogio de la académica electa.