De noche. Noche espléndida.
Estábamos en la terraza de un café, bajo el cielo de Matanzas. Había música. Sobre un estrado, una pequeña orquesta tocaba. Escritores extranjeros y algunos cubanos visitábamos la ciudad. Algunos bailaban, otros sentados conversaban, tomando un ron o un daiquiry. Soplaba el aire de fines de febrero. Yo no la conocía, nunca antes en persona la vi. Vestida con traje oscuro, esa noche la veía bailar. Leer más …